1. Conservación
La conservación del vino es esencial para preservar su sabor y sus cualidades aromáticas.
Temperatura: el vino debe conservarse a una temperatura adecuada, idealmente entre 10°C y 15°C. Las variaciones de temperatura pueden alterar el vino.
Humedad: un nivel de humedad en torno al 70% es ideal para evitar que los tapones se sequen. Esto también ayuda a evitar el moho en las etiquetas y los corchos.
Oscuridad: la luz directa puede alterar el vino provocando reacciones indeseables. Guarde sus botellas en un lugar oscuro.
Estabilidad: evite las vibraciones excesivas, ya que pueden alterar el proceso de envejecimiento del vino y afectar a su calidad.
2. Temperatura de servicio
La temperatura a la que se sirve un vino es un parámetro fundamental en la cata.
Estas son las temperaturas ideales para cada vino:
Champán y otros vinos espumosos 8°C - 10°C
Vinos blancos dulces: 10°C
Vinos blancos secos: 9°C - 12°C
Vinos rosados: 9°C - 12°C
Vinos tintos secos: 10°C - 12°C
Vinos tintos intensos y estructurados: 14°C - 16°C
Recomendamos servir un vino uno o dos grados por debajo de esta temperatura, ya que se calentará con bastante rapidez.
3. Aireación
La aireación del vino es un paso crucial antes de beberlo. Esta práctica permite que el vino desarrolle sus aromas y libere sabores desagradables al ponerlo en contacto con el oxígeno.
Hoy en día, las prácticas de cata están cambiando, con una tendencia creciente a consumir vinos más jóvenes, a veces incluso poco después del embotellado. Sin embargo, el embotellado puede hacer que el vino se concentre en sí mismo, impidiendo el desarrollo de ciertos aromas. Aquí es donde entra en juego la aireación. Su objetivo es permitir que el vino entre en contacto con el oxígeno, favoreciendo así el desarrollo de todos sus aromas y disipando los sabores desagradables. Esta interacción con el aire despierta el vino y le permite desarrollar todo su potencial.
Decimos que un vino necesita aireación cuando parece cerrado. Para determinar si necesita aireación, hay que catarlo.
Pero, ¿qué vino debe airearse? La aireación es muy recomendable para los vinos jóvenes, especialmente los tintos. Contrariamente a lo que podría pensarse, la aireación también es beneficiosa para los vinos blancos, siempre que sean jóvenes. Es necesaria para dinamizarlos y hacerlos más agradables al paladar. También ayuda a reducir sabores indeseables como el azufre y la acidez.
Existen varios métodos para airear un vino, desde los más sencillos hasta los más arcaicos. Para facilitarle la tarea, utilice el aireador Aveine Original. Le proporcionará una aireación instantánea y precisa, y una experiencia de degustación del vino excepcional.
4. Cristalería
La cristalería desempeña un papel crucial en la cata de vinos. La forma y el material de la copa pueden influir significativamente en la experiencia sensorial. Una copa bien diseñada concentra los aromas, guía el vino hacia las zonas adecuadas del paladar y mejora la percepción de los sabores. Además, algunas copas facilitan la aireación del vino y permiten que el alcohol se evapore más rápidamente, lo que puede suavizar su aroma. Elegir la cristalería adecuada es, por tanto, esencial para maximizar el placer de la cata de vinos.
5. Emparejamiento
Para disfrutar de su vino, no dude en maridarlo con alimentos que realcen sus características. El maridaje de comida y vino puede mejorar la experiencia gustativa creando sabores armoniosos.
He aquí algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de elegir el maridaje adecuado:
Sabores complementarios: los sabores del plato y del vino deben complementarse para crear una experiencia gustativa equilibrada.
Intensidad: la intensidad de la comida y del vino debe ser similar para evitar que un elemento domine al otro.
Textura: hay que tener en cuenta la textura tanto de la comida como del vino.
Acidez: la acidez del alimento puede contrastar o complementar la acidez del vino.
Regionalidad: Los vinos y los platos regionales suelen tener una afinidad natural debido a sus características, ya estén relacionadas con el terruño, los métodos de producción o las tradiciones culinarias.
6. Pasos esenciales cata
El proceso de cata consta de varias etapas, cada una de las cuales desempeña un papel crucial en la apreciación y comprensión del vino.
Observar el vino permite evaluarlo visualmente para deducir características importantes como el color, la claridad y la viscosidad. Estos elementos pueden dar pistas sobre la edad, la variedad de uva e incluso la calidad del vino.
La olfacción es esencial para percibir los aromas del vino. La nariz puede detectar multitud de aromas, desde frutas y especias hasta notas florales y matices amaderados. Los aromas pueden dar pistas sobre la variedad de uva, el terruño y las técnicas de vinificación.
La cata es el momento en que el vino entra en contacto con las papilas gustativas. Al tomar un sorbo de vino, podemos evaluar su textura, acidez, nivel de alcohol, taninos (en el caso de los vinos tintos) y longitud en el paladar. Estos elementos
proporcionan información sobre la calidad, el equilibrio y la complejidad del vino.
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